Es un sustrato ligero, de pH neutro e inerte, por lo que no reacciona con ningún elemento del suelo ni altera su equilibrio. No transporta plagas ni enfermedades de ningún tipo aportando grandes ventajas en su rehusó. Su textura porosa y su peso tan ligero favorecen la aireación del suelo, dificultando el apelmazamiento de este, por tanto, facilitando a las raíces de las plantas el acceso al oxígeno y a su desarrollo. Ayuda a retener cierto nivel de humedad al sustrato, favoreciendo la liberación lenta del agua de forma gradual, así como de otros elementos como fertilizantes. Mejora el drenaje del suelo, evitando los encharcamientos. Usada como acolchado, ayuda a aislar el suelo de temperaturas extremas en climas muy cálidos, ya que sus características le hacen reflejar una alta cantidad de luz. Esto provoca además que la planta tenga un mayor acceso a esta, e incluso ayuda a alejar plagas como hongos y malezas.
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